Transitar del susto al gusto

Cada siete años tu conciencia cambia. Cada once años tu inteligencia cambia. Cada dieciocho años tu metabolismo y ciclo de vida cambia. Así que no tomes las cosas como permanentes. Yogi Bhajan
Hace más de cuatro días que un insomnio terrible no me deja descansar a gusto y se debe a que por enésima ocasión debo empacar y mudarme. (Es curioso, por un lado le he cogido un gusto a los cambios casi adictivo, y por otro, les tengo una fobia malviajante; como toda adicción, una mezcla de amor y odio bien revueltos.) Así mi cuerpo expresa su opinión franca y abruptamente: gripa y tortícolis. El remedio para este mal pues es el teclismo, heme aquí…

I n v e n t a r i o Como parte del festejo del año nuevo chino recuperé la siguiente relación de algunos eventos que me conducen hacia la ruta de mi próximo hogar y a mis treinta y tres años de vida. Así, parafraseando al maestro, me recuerdo que nada permanece.

11 x 3 Luego del saturnazo de los 30 tenía la ilusión de que lo siguiente sería miel sobre hojuelas, -digo esperanzada que es una a veces- y evidentemente no ha sido así. Lo resumiría a que los retos han sido fuertes y las lecciones harto intensas. Lo más importante, reconocer que ya cuento con una impresionante gama de recursos: la habilidad de expandir mi intuición; saber que puedo tocar a la gente con amor y profundo cuidado; hacer que mi proyección sea una de agradecimiento a la fuerza creativa.

Tres años de Kundalini Yoga tienen lo suyito y la neta es que desde ahí pues sí se percibe distinto, sólo que me toca recordármelo todos los días: “Yo soy Dios, Dios soy yo, somos uno”. Siri Atma Kaur, nonatzin Hace unas semanas estuve en Cuetzalan, en la casa de Doña Leova… ¡Ay ay ay! No tengo las palabras que describan tanta magia y belleza, mi corazón sigue vibrando toda esa felicidad y poderosa energía acumulada. Todo fluye tan suavecito cuando la magia, la divinidad y la energía vital se armonizan. A cada paso una planta nueva por conocer, un remedio por aplicar, un paisaje por descubrir, una persona por curar, un atore por liberar, un rezo o mantra por compartir, una canción para cantar a coro, sonrisas, recuerdos, experiencias y harto amor pa compartir.

Un gran encuentro de almas compartiendo un poquito de todo con el corazón abierto de par en par. Aprender a sanar bajo el amparo de Mamá Leova, la nonatzin (mamacita) siempre sonriente y amorosa, hermosa y sabia, alegre compañera que vive alegre y se enorgullece al mostrarte el caminito y el sustento espiritual… alimentar el alma. La gran princesa alma en acción.

Comentarios

Anónimo dijo…
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