La lluvia al parecer va cesando y con ello los primero rayos de sol comienzan a escampar el lugar. Anoche recibimos visitas que nos dieron un reporte más preciso del estado de los caminos que hasta hace unos días continuaban cerrados. Por lo tanto, lo más adecuado es esperar un poco más para regresar al DeFe, me quedo más días en Cuetzalan.
Sin lugar ha dudas conforme van pasando los días, aquí las sopresas aumentan. Hoy desperté con una sensación extraña de estar enfamiliada. Nada grave, ni desagradable sólo como que ni de aquí ni de allá...
Un poco mareada tal vez por las visitas que van y vienen; pacientes que van y vienen; niñas y niños que juegan; la radio bilingüe que no deja de sonar; curaciones de la tradición mexica, sat nam rasayan, masajes, ventosas, meditaciones de kundalini yoga y reiki; mamás y bebés por conocer; repasos de numerología tántrica; vecinas y vecinos que pasan a saludar; comerciantes ambulantes que nos traen la despensa; lecciones de mexicano (náhuatl); llamadas telefónicas que no cesan; noches enteras de compartir y repasar recetas yóguicas, de cocina, usos y costumbres, chismes, tips de sanación, chistes, gustos y disgustos... Decía que desperté y nisiquiera me quedaba muy claro en qué fecha estabamos, cuando a medio desayuno, me avisaron que una muchacha allá afuera me estaba buscando... ¿visita?, ¡¿para mí?! Pues sí, una mi compañera, también de extrangia, pero de más lejitos. Una miamensa, bueeeeno una chava de Miami que vino nadamás y nadamenos que a visitarme antes de que yo me vaya de Cuetzalan... ¡WOW!, ¡Viva la vecindad!
Pues como todas la visitas que llegan a la que por ahora es mi casa, nos trajo cositas para compartir. Esta vez la lección correspondió al Calendario Azteca y un repaso a las lecciones de náhuatl. Así mi habitación se convirtió en la sede de una seminario acerca de los saberes mexicas del conteo del tiempo. Los participantes pudimos conocer acerca de las cualidades que se asignan a la personalidad, según la fecha de nacimiento, desde la cosmología azteca. A manera de intercambio con la nueva visitanta, revisamos su numerología tántrica y realizamos un breve análisis comparativo con los conocimientos astrológicos que estaban a la mano...
Para finalizar la lección, mi querida Leova nos trajo de su recámara nadamás y nada menos que un tomo del Códice Florentino de Fray Bernardino de Sahagún. Ay nomás para echarle una revisadita a todo aquello de lo que hemos estado compartiendo los últimos días. Quedé rendida a sus pies... ¿qué más podría hacer?
Claro, luego comimos verduritas con pápalo kilitl y unas tortillitas recién sacadas del comal.
¡¡¡Wahe Guru!!!
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